¿Qué tiene que hacer el Manchester City para volver a la gloria en el futbol europeo?

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Cuando el Manchester City levantó la Champions League por primera vez en su historia, muchos pensaron que había comenzado una nueva era. El club que durante años había rozado la gloria europea por fin se coronaba como el mejor del continente. Sin embargo, apenas dos temporadas después, los dirigidos por Pep Guardiola parecen estar en una etapa de reconstrucción emocional y competitiva.

El City, que había conquistado el triplete en 2023, vivió un 2024 irregular y un 2025 que rozó lo catastrófico. Su eliminación temprana en Champions, su caída en el Mundial de Clubes y los altibajos en la Premier League dejaron claro que los “Sky Blues” necesitan reencontrarse con su esencia si quieren volver a dominar el fútbol europeo.

El peso del éxito y la trampa de la complacencia

Uno de los mayores enemigos del City ha sido el éxito mismo. Después de años de dominio doméstico y de alcanzar la gloria europea, el hambre competitiva parece haberse diluido. Guardiola lo sabe mejor que nadie: mantener la intensidad tras ganar todo es una tarea casi imposible.

El problema no radica en la calidad individual de sus jugadores, sino en la pérdida de esa mentalidad feroz que los caracterizó entre 2021 y 2023. En aquel periodo, el City combinaba posesión total, presión asfixiante y una verticalidad demoledora. Hoy, el equipo parece más predecible, menos agresivo y con una dependencia excesiva de las genialidades de Erling Haaland.

La complacencia también se ha notado en el vestuario. Algunos veteranos parecen haber perdido protagonismo, mientras los jóvenes aún no logran asumir plenamente el peso de la camiseta. El equilibrio entre experiencia y renovación es uno de los retos más grandes que Guardiola deberá resolver para devolver al City al trono.

Un vestuario en transformación

El verano de 2025 fue uno de los más intensos en Manchester. Con una inversión cercana a los 275 millones de libras, el club apostó por rejuvenecer la plantilla sin perder calidad. Jugadores como Joško Gvardiol, Rico Lewis o Jeremy Doku representan la nueva sangre de un equipo que busca adaptarse a los ritmos físicos y tácticos del fútbol moderno.

No obstante, la marcha de figuras clave en los últimos años dejó vacíos difíciles de llenar. La experiencia de esos jugadores en momentos de alta presión era invaluable. Su salida no solo afectó lo deportivo, sino también la jerarquía del vestuario.

Para volver a la cima, el City necesita consolidar un nuevo liderazgo. Rodri, ahora el mediocentro más completo del mundo debe asumir un rol de capitán silencioso pero influyente. Y figuras emergentes como Phil Foden tienen que transformarse en referentes, no solo en talento, sino también en actitud.

El desafío táctico de Guardiola

Pep Guardiola es un genio táctico, pero incluso los genios necesitan reinventarse. Durante años, su modelo de posesión total y control absoluto funcionó porque pocos equipos podían resistir su ritmo. Sin embargo, las tendencias del fútbol europeo han cambiado. Hoy, los rivales estudian cada detalle, presionan alto y castigan con transiciones veloces.

El City se ha vuelto predecible cuando no logra romper defensas compactas. Equipos como Real Madrid o Bayern Múnich han aprendido a esperarlo, desgastarlo y golpearlo en el momento justo. Si Guardiola quiere volver a ganar la Champions, deberá recuperar la imprevisibilidad.

Eso implica volver a usar extremos puros, acelerar las transiciones y apostar por un juego más directo cuando el contexto lo exige. La rigidez táctica fue una de las razones de su caída en la última Champions. En ciertos partidos, la obsesión por el control se convirtió en un obstáculo más que en una ventaja.

La mentalidad: el intangible más valioso

Durante años, el City fue el “villano” del fútbol europeo. El club desafió a la UEFA, se enfrentó a las sanciones del Fair Play Financiero y tuvo que soportar el desprecio de parte de la élite tradicional. Esa rebeldía era, en cierta forma, el combustible de su éxito.

Pero tras ganar la Champions, esa mentalidad combativa se diluyó. Volver a encontrar el fuego interno es clave. Guardiola y sus jugadores deben recuperar esa sensación de desafío, ese espíritu de “nosotros contra el mundo” que los llevó al éxito en 2023.

No basta con talento ni con millones invertidos. La Champions es un torneo de emociones, resiliencia y carácter. El Real Madrid ha demostrado que los intangibles pesan tanto como la táctica. El City debe aprender esa lección y combinar su estructura moderna con un espíritu competitivo más visceral.

Fichajes y planificación deportiva: el arte de no improvisar

El éxito del City durante la era Guardiola se construyó sobre una planificación quirúrgica. Cada fichaje respondía a una necesidad táctica. Sin embargo, los mercados recientes han dejado dudas. El club ha invertido enormes cantidades de dinero, pero sin una dirección tan clara como antes.

El fichaje de Erling Haaland fue un acierto indiscutible, pero su presencia alteró el equilibrio del sistema. El equipo pasó de ser coral a depender demasiado del noruego. Cuando él no marca, el City se vuelve vulnerable. Para 2025-26, Guardiola debe recuperar la fluidez ofensiva de antaño, donde todos eran una amenaza.

El factor Erling Haaland

El caso de Haaland merece un apartado especial. El delantero noruego es una máquina de hacer goles, pero en los momentos más duros, el City necesita más que un goleador: necesita un líder. Su madurez competitiva aún está en desarrollo, y Guardiola lo sabe.

En Europa, los partidos no se ganan solo con potencia, sino con inteligencia táctica. Si Haaland logra integrar mejor su juego con el resto del equipo —bajando más al mediocampo, participando en la creación y no quedando aislado entre centrales—, el City será mucho más peligroso.

El desafío es encontrar el punto justo entre la libertad individual y el orden colectivo.

Volver al hambre, recuperar la identidad

El Manchester City tiene todos los recursos para volver a conquistar Europa: dinero, talento, un entrenador legendario y una estructura deportiva de primer nivel. Pero lo que realmente necesita es reencontrarse con su identidad.

La grandeza no se mide por los trofeos ganados, sino por la capacidad de levantarse tras caer. Si el City logra volver a sus raíces —la intensidad, la disciplina, el hambre de demostrar que pertenece a la élite—, su regreso a la gloria europea no será cuestión de si, sino de cuándo.

En el fútbol, las dinastías no se construyen en un año. Se sostienen con mentalidad, humildad y reinvención constante. Y si algo ha demostrado Guardiola a lo largo de su carrera, es que sabe cómo reinventarse.

La pregunta no es si el City puede volver a ganar la Champions. La verdadera pregunta es: ¿está dispuesto a hacer lo necesario para volver a merecerla?