Una bola. Un simple lanzamiento fuera de la zona. Algo que en apariencia no altera el paisaje de un juego de 9 entradas ni la rutina frenética de un lanzador profesional. Pero en 2025, y según la Fiscalía Federal del Distrito Este de Nueva York, esa “simple bola” podría haberse convertido en una puerta abierta para uno de los esquemas de manipulación más delicados que ha enfrentado la MLB en su historia reciente.
El caso que involucra a los ex pitchers de Cleveland, Emmanuel Clase y Luis Ortiz, no sólo suma otro capítulo a la ola de escándalos de apuestas que golpea al deporte estadounidense. También arroja luz sobre el terreno movedizo en el que habitan hoy las microapuestas, el creciente ecosistema de datos en tiempo real y la presión económica que rodea a los atletas.
Esta es la historia completa: lo que se sabe, las cifras, el contexto, y lo que está en juego para la Major League Baseball.
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Quiénes son los protagonistas: dos carreras en direcciones opuestas
Emmanuel Clase no era un nombre cualquiera en el bullpen. Durante años se consolidó como uno de los mejores cerradores de las Grandes Ligas, tres veces All-Star y dos veces ganador del premio Mariano Rivera. Era, para los Guardians y para buena parte de la liga, un seguro en las últimas entradas.
Luis Ortiz, por su parte, era un lanzador abridor de 26 años recién llegado desde Pittsburgh en un canje que buscaba reforzar la rotación. Su carrera estaba todavía en ascenso, con margen para consolidarse como pieza importante a futuro.
Sin embargo, según la acusación revelada por la Fiscalía Federal, ambos habrían tomado un desvío decisivo: participar en un esquema de manipulación de pitcheos diseñado para favorecer a apostadores externos.
La cronología: cómo comenzó todo y cómo se desarrolló la trama
Mayo de 2023: el origen del esquema
Los documentos judiciales sitúan el inicio del presunto amaño mucho antes de que saliera a la luz pública. Según los fiscales, en mayo de 2023 Clase habría comenzado a alterar pitcheos individuales bajo coordinación con un apostador no identificado.
La mecánica era quirúrgica: manipular resultados inmediatos y muy específicos. ¿Bola o strike? ¿Más o menos millas por hora? ¿Una combinación de ambos?
Todo esto dentro del universo de las microapuestas, un segmento del mercado donde el dinero se mueve de forma veloz y la manipulación, si ocurre, es prácticamente indetectable para el espectador.
El salto de 2025: la entrada de Luis Ortiz
El caso da un giro esta temporada. De acuerdo con la acusación, Ortiz habría entrado al esquema en junio. El 15 de ese mes, al iniciar la segunda entrada ante Seattle, lanzó una bola que generó ganancias para los apostadores, quienes habían colocado 13.000 dólares en una apuesta específica ligada al lanzamiento.
El pago por la jugada: 5.000 dólares para Ortiz y la misma cantidad para Clase por facilitar la operación.
Doce días después, el 27 de junio, repitieron la fórmula ante St. Louis. Esta vez el pago habría sido de 7.000 dólares para cada uno.
El dinero detrás del escándalo: cifras y patrones
La acusación es contundente en su cálculo económico:
400.000 dólares habrían sido generados por apuestas vinculadas a lanzamientos de Clase.
50.000 dólares en ganancias se habrían obtenido de los dos lanzamientos señalados de Ortiz.
Aunque ninguna cifra se acerca a los contratos de élite que se manejan en las Grandes Ligas, sí representan dinero suficiente para llamar la atención de los federales cuando está en juego la integridad de un deporte profesional.
Los fiscales también detallaron que los sobornos recibidos por Clase eran una fracción mínima de los 12 millones acumulados en su carrera, pero eso no reduce el peso de la acusación.
Los abogados de ambos jugadores, mientras tanto, han sido tajantes: sus clientes son inocentes y lo demostrarán en tribunal.
Cómo se detectó: el rol crucial de las alertas de integridad
El esquema pudo haber continuado si no fuera por una señal anómala detectada por una casa de apuestas: un volumen inusual en apuestas ligadas al primer lanzamiento de Ortiz en dos juegos específicos.
15 de junio: Seattle Mariners
- Apuesta sospechosa: que el primer pitcheo sería bola o golpe.
27 de junio: St. Louis Cardinals
- La misma apuesta, el mismo patrón, el mismo interés atípico.
Ante la repetición del comportamiento, la casa de apuestas notificó a IC360, una firma dedicada a monitorear señales de manipulación en el mercado estadounidense. IC360 activó una alerta que llegó directamente a la MLB, a otras ligas, a los mismos operadores de apuestas y a reguladores estatales.
La MLB, al recibir la alerta, contactó a las autoridades federales. De ahí en adelante, la investigación tomó forma hasta desembocar en la acusación formal.
¿Puede un solo lanzamiento influir en un juego? Más de lo que parece
Hay quien afirma: “es sólo una bola”. Pero los datos dicen lo contrario.
En 2025, el contraste entre iniciar un turno al bate con un strike (0-1) o con una bola (1-0) es monumental:
Promedio de los bateadores tras un 0-1: .217/.263/.344
Promedio tras un 1-0: .255/.375/.431
Esa diferencia no es anecdótica. Representa:
- 38 puntos de promedio de bateo
- Más de 100 puntos de OBP
- Casi 90 puntos de slugging
Cuando se mira a los propios pitchers acusados, la brecha se acentúa:
- Contra Clase: de .239/.250/.364 en conteo 0-1 a .258/.383/.303 en 1-0.
- Contra Ortiz: de .202/.240/.313 en 0-1 a .234/.411/.421 en 1-0.
Una sola bola cambia turnos al bate enteros. Y si se hace de forma intencional, puede alterar patrones de rendimiento, métricas avanzadas y, en situaciones determinadas, el resultado de un partido.
No es un detalle menor. Es el núcleo del caso.
La respuesta inmediata de MLB: nuevas reglas y un mensaje claro
La liga no tardó en actuar. Apenas un día después de hacerse pública la acusación, MLB anunció medidas para blindar el juego ante futuras manipulaciones:
- Límite nacional de 200 dólares para apuestas sobre pitcheos individuales.
- Prohibición de combinar microapuestas de pitcheos en parlays.
La idea es sencilla: si se reduce el incentivo económico en un mercado vulnerable, también se reduce el riesgo de manipulación.
Estas medidas marcan un antes y un después para las casas de apuestas asociadas a la liga y ponen sobre la mesa un mensaje firme: la integridad del juego no se negocia.
Microapuestas: el punto ciego del sistema
Aunque no todos los operadores ofrecen apuestas a la velocidad de un lanzamiento o al resultado de un pitcheo individual, aquellas que sí lo hacen se enfrentan a un dilema cada vez más evidente.
Las microapuestas son un producto atractivo para aficionados que buscan emoción instantánea. Pero su naturaleza —rápida, específica, dependiente de un solo gesto— las convierte en un espacio frágil dentro del ecosistema deportivo.
El caso Clase–Ortiz no sólo expone este riesgo, sino que anticipa una discusión más amplia sobre qué tipo de apuestas debería permitir el deporte profesional.
La situación actual de los jugadores: suspensión y un futuro incierto
La MLB mantiene a Clase y Ortiz en licencia administrativa con goce de sueldo mientras la investigación avanza. Mientras exista la posibilidad de un delito, la liga prefiere esperar el total de pruebas para aplicar sanciones definitivas.
Sin embargo, ahora que la acusación está abierta, existe la posibilidad de que MLB tome medidas antes del juicio. El estándar que usa la liga es claro:
¿Las pruebas resistirían una apelación?
Si en algún momento se determina que violaron la Regla 21 —la misma que prohíbe apostar en beisbol—, ambos jugadores podrían enfrentar la sanción más severa disponible: suspensión de por vida.
No sería un precedente aislado. En 2024, MLB expulsó permanentemente a Tucupita Marcano tras descubrir más de 400 apuestas sobre beisbol.
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